El fabricante de lencería de lujo Rigby & Peller perdió su orden real de proveedor oficial de la reina Isabel II, después de que una exempleada revelara detalles en un libro sobre las sesiones de pruebas de sujetadores de la monarca.
Un portavoz de la Royal Warrant Holders Association, que atribuye esta orden, confirmó la información a la AFP pero rechazó dar detalles sobre los motivos de esta decisión.
Según la BBC, la retirada de la orden real llega tras la publicación de un libro titulado "Storm in a D-Cup" (Tormenta en una copa D) el año pasado por June Kenton, de 82 años, que se encargaba de las sesiones de pruebas de sujetadores de la reina.
Kenton, que todavía forma parte de la directiva de la compañía, afirmó que no había "nada" en sus memorias que pudiera haber ofendido a la realeza. En ellas describe su primera sesión de pruebas de sujetadores en la década de 1980 con una reina Isabel semivestida y revela una anécdota personal narrada por la Reina Madre.
También detalla que la princesa Diana iba a probarse los sujetadores y se llevaba pósters de modelos en lencería para sus hijos adolescentes, Guillermo y Enrique.
El palacio de Buckingham le anunció hace seis meses que "no había apreciado el libro" y tenía la intención de retirar su orden real a Rigby & Peller, explicó Kenton a la BBC.
"Estoy muy triste por que el palacio desapruebe la historia, simplemente es la historia de mi vida". "Es increíble. Es tan triste, al final de mi vida, pero no puedo luchar contra Buckingham Palace y no lo quiero", añadió.
Rigby & Peller, fundada en 1939 y proveedor de la familia real desde 1960, dijo que estaba "profundamente apenado" por la decisión, en un comunicado enviado a la AFP.
La orden real, atribuida a nombre de la reina, de su esposo o de su hijo el príncipe Carlos, sólo puede obtenerse si una empresa proporciona regularmente durante cinco años de bienes o servicios. "Una orden real puede ser cancelada en cualquier momento por varias razones", dijo el portavoz de Royal Warrant Holders Association.
Actualmente, 800 empresas pueden colocar el escudo real en sus productos y en cartas de visita, un importante argumento de marketing, tanto en Reino Unido como en el extranjero.